Autoretrato

La imaginación y sus complejas intenciones
Diciembre 2006

Todas las personas tenemos experiencia directa de lo que significa evocar una imagen.
Podemos representar mentalmente a voluntad, un lugar donde hemos pasado un grato momento e incluso disfrutar de nuevo con solo recordarlo. Imaginar, es en buena parte, reproducir mediante recuerdos, nuestra sensaciones, sentimientos, emociones y pensamientos. La imaginación puede permitirnos vivir en el pasado, pero también anticipar aconteceres, podríamos decir que la imaginación es el punto de partida de algunos proyectos y el apoyo insustituible de la planificación previsora.
Si aplicamos lo dicho al género del autorretrato podemos inferir, que a través de la imaginación, el artista puede verse, buscarse, conocerse, mostrarse, exponerse desde una mirada propia y en ella, activar los mecanismos de la representación visual.
Probablemente quien decide autorretratarse, proyecta el hecho y ancla en si mismo, complejas intenciones que son implicadas en la generación de esa imagen. Cuando alguien se autorretrata, está recuperando una amplia gama de impresiones que tiene de si mismo y debe hacer varios ejercicios de imaginación para equilibrar lo que proyecta y construye mentalmente con el resultado de la imagen lograda, instalando así, el otro representado.
Autorretratarse es recuperar y hacer explicita la información propia almacenada, para luego y en forma implícita dejarla en la imagen, para ello deberá pasar por varias simulaciones mentales de registros físicos reales, construyendo así la trayectoria del proceso de realización de la obra.
El artista se observa a si mismo, con el ojo y con la mente, asociando y a la vez disociando la mirada integral que tiene de su yo, pasando por multitud de hechos primarios, garantizados desde un constructo psicológico que da como resultados “informes introspectivos únicos” de su propia historia, informes que suelen determinar “sesgos” subyacentes en la obra. Es probable además, que muchos de los procesos responsables de imágenes finales, sean inaccesibles también, a la conciencia y ala introspección del propio autor.
En consecuencia el autorretrato es un ejercicio de imaginación profunda, es un proceso de múltiples variables y conocimientos, es una forma asombrosa de organizar la información almacenada y es en definitiva la recuperación de la propia existencia.

Montaje



 


 
 
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