SANGRE GRIS - GREY BLOOD | AXEL JAROSLAVSKY

Julio de 2017
Sangre Gris
“Sangre Gris” de Axel Jaroslavsky está compuesta por ensambles,  video,  instalación y libros de artistas, son algunas de las estrategias visuales que eligió el artista para presentar su muestra en las salas del MAC.
Materiales diversos se vuelven soportes dúctiles de sus acciones visuales, para lograr estar en sintonía con un único planteo conceptual que rodea toda su obra: “Los espacios comunes” que tienen un alcance simbólico de representación en el encuentro entre pares.
Axel Jaroslavsky vislumbra la confluencia de personas la instalación de la mesa, dejando de lado problemas y desventuras, para asomarse a la unión, al encuentro en este espacio emblemático y así crea la conexión entre los reunidos.
Potenciar un tiempo común, dar lugar para que ocurra el encuentro, sabiendo que allí pasará algo, fluirá energía, y hermanará en un tiempo acotado a quienes estuvieron presentes.
Los reflejos de esa reunión estimulan la imaginación y en ese ámbito doméstico Axel Jaroslavsky arma la mesa, como ese espacio simbólico donde se implican los lazos emotivos y se exaltan las complicidades. Una excusa para la interrelación humana, y para poner a prueba la confianza mutua.
Subyacen las resonancias religiosas, que se hacen sentir en las iconografías fragmentadas y luego superpuestas. Son los recortes de la cruz, la estrella, el aum, la luna creciente, el ying yang, conectando a los creyentes religiosos con los agnósticos y ateos. Todos allí, en ese espacio alegórico que a su entender franqueará toda diferencia y nutrirá de sentido filosófico a toda la actividad visual que el artista propone. La búsqueda de significado de su ser en el mundo tiene respuesta en la integración.
Jaroslavsky se implica en el tema, desde la escritura de su poema “Sangre Gris” que dio lugar a toda la muestra, donde se puede comprender que los atributos de los demás, construyen también los de él, se reconoce en las circunstancias externas y no sólo es un observador del entorno, sino que se constituye en él, se trasforma en él.
En las obras,  hace referencia a lo que tiene y a lo que le falta y allí se legitima quien es él. Sabe que es tanto el otro,  como el mismo,  renuncia a operar solo, se integra a una mirada espejada con el otro que lo completa.
De este modo, abre un lugar único de asombro y desafío, que se hace palpable en el lema decodificado del encuentro, que marca de alguna manera, los límites y lo hace consciente de las imperfecciones de su yo y deja lugar al nosotros.
Esa correlación fundante en él, admite el asilo de sus semejantes y se apropia de cualquier instante de diálogo, aunque sólo sea un momento, un instante evanescente, que dejará ese tiempo común vivido.
La mesa es la escena para la complicidad, para el pacto y para poner a prueba la confianza mutua. Allí surgirán los intercambios y las confesiones, y será el territorio de la conexión el laboratorio de fusión de los puntos de vista y el compromiso de alianza futura.
Axel Jaroslavsky se comporta con la lógica del nadador, quien se tira al agua y nada sin parar, hasta fundir su cuerpo con el agua y no poder dividir a uno del otro y más aún,  no sabe si es agua o si es hombre o son definitivamente la misma cosa.
Stella Arber

  Directora MAC UNL





MONTAJE






















RECORRIDO DE SALAS

SALA 1


























SALA 2



































SALA 3





















CHARLA ABIERTA




























INAUGURACIÓN DE LA MUESTRA





















































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